Mito

Hace días me mandaron hacer un mito para filosofía, después de terminarlo ví que me quedó genial. Por eso he decidido compartirlo en este espacio.


Después de la muerte de Orfeo, una de las flautas que poseía, fue escondida por Calíope; su madre. En lo alto de una montaña, dentro de una cueva y protegida por dos esfinges, se hallaba la única flauta capaz de conmover hasta a la mismísima muerte.

Cincuenta años más tarde, la única fuente de agua que daba sustento al mundo, se secó; como venganza de los Dioses por la imprudencia de algunos seres humanos al intentar robar el instrumento. Para ellos, la existencia de un aparato así, era una amezana para sus decisiones y sus obras en la tierra.

La capacidad de darles ese sustento, era uno de los poderes secretos de la flauta; se hizo público y la gente trató de encontrarla.

Un día, uno de los héroes más fuertes de un pueblo cercano a Atenas, emprendió la tarea de encontrar el instrumento, ése era Andros. Cansado de la crueldad de los Dioses y las necesidades de su pueblo resolvió ir a buscarla.

Atravesó un bosque, al principio pensó que iba ser muy fácil pasar por el lugar. Sin embargo, las ramas de los árboles empezaron a moverse y cayeron hasta él, provocandole varios cortes en el cuerpo.

En cierto punto de la montaña las nubes cubrían la cima. A lo lejos, desde antaño daba la sensación de ver encima de ella un mar blanco.

Mientras atravesaba la gruesa capa de nubes, se sintió vigilado; efectivamente así era, los Dioses estaban pendientes de él. Las criaturas de la zona intentaron advertirle de lo que acontecía sin que él lo supiera.

Una de las trampas para evitar que llegue hasta el instrumento, fue enviar a un ejército de cíclopes, por cortesía de Apolo. O una flota de buhos, enviados por Atenea,que llevaban cofres llenos de oro y joyas. Por último, el Dios de la Guerra, ordenó a unos soldados que se enferentaran a él, armados con armaduras de color rojo y espadas muy afiladas. Todos sucumbieron en su tarea, excepto Zeus, que mandó uno de sus rayos y lo dejó casi inmóvil. Pero pudo levantarse y continuar.

Afrodita, envió a su encuentro a varias doncellas, de las más bellas que se pudieran encontrar. Ante esto, Andros casi es derrotado, pero encontró las fuerzas necesarias para guardar el control ante una aparente tentación.

Casi todos los placeres vanales le fueron ofrecidos una y otra vez, después de las armas, y uno a uno lo intentaron, finalmente, esta táctica fracasó.

Cuando llegó hasta la entrada de la cueva, divisó los huesos de los hombres anteriores a él, que intentaron desafiar a los Dioses.

Dos esfinges guardaban el portal interior ubicado en la gruta, esa sería el combate más difícil de todos.

De pronto, una luz resplandeció en el paisaje apagado, con arboles muertos y con la muerte en el aire. La luz se dirigió hasta dos metros delante de él. De ella aparecieron los Dioses principales del Olimpo. Atenea, la más diplomática, pidió la palabra. Discutieron los objetivos de Andros, examinaron sus propuestas, pero no mencionaron las inquietudes de los Dioses, hasta llegado el momento adecuado.

Llegaron a un acuerdo sobre la flauta. Él la podría utilizar para levantar el castigo impuesto por los Dioses a los seres humanos, y no deberá utilizar el instrumento para otro propósito que no fuera ese. Después debería devolverla al mismo lugar de donde la iba a tomar.

Antes de que partiera rumbo a su pueblo, donde le esperaban todos, los Dioses le advirtieron que si utilizaba la flauta para otro fin, una sustancia emanaría del cielo.

No aclararon nada más y partieron todos hacia su destino.

Cuando Andros llegó a pueblo, fue recibido como un salvador, era su única esperanza de vivir y todos lo veneraban. Hasta el punto de nombrarle gobernador del pueblo, otorgarle privilegios y llenarle de riqueza. Reunidos en la plaza, después de un descanso, Andros tocó para el pueblo la flauta mágica. El sonido era lo más hermoso que habían escuchado en sus vidas.

De repente, de la fuente empezó a emanar un líquido transparente, lo que los salvaría; poniendo fin a medio siglo de sed incansable.

Tiempo después, Atenea, mediante un sueño, recordó a Andros la tarea de devolver la flauta a su hogar. Emprendió inmediatamente su viaje de vuelva, menos tortuoso que la primera vez. Cuando llegó a las puertas, estas se abrieron y dentro del lugar había un cáliz dorado lleno de agua.

Pensando que era para calmar su sed, quizá un regalo divino, se lo bebió. Fue un despertar, pues la sustancia que se encontraba en ese cáliz no era agua. Era un elixir de la verdad, que revelaba preguntas que cualquiera se hiciera.

No era casualidad que estuviera ahí, ya que fue colocado cuidadosamente por Hades, quien con temor del mal uso de esa flauta amenazara su reino subterráneo; como hizo Orfeo por Eurídice.

Andros lo vio todo claro y se preguntó el porqué de la advertencia de los Dioses. Si utilizaba el instrumento controlaría a los Dioses y por tanto influiría en la vida y la muerte, siendo incluso más poderoso que el mismísimo Zeus.

Preparando una nueva improvisación sobre el instrumento, lo acercó a sus labios y tocó la música típicamente bella que de ella emanaba.

Los cielos se cubrieron, las nubes se volvieron negras y relámpagos descendían hacia la tierra. La acción de Andros había desatado la ira de los dioses. Quienes al unísono juntaron fuerzas suficientes para no escuchar la hipnotizante melodia.

Después de esta terrible ofensa hacia ellos y lo que representaban, reaccionaron inmediatamente para no dejar duda se su poder.

Andros comprendió el enorme error que había cometido, si te cubres lo oidos y no escuchas la música, el poder de la flauta no sirve de nada.

Arrepentido por su fatídica acción, imploró perdón a las deidaes. Quienes rechazaron inminentemente su propuesta. Se lo adviertieron y no lo respetó.

Las esfinges se movieron de su lugar y atacaron a su oponente, quien intentó imponerse tratando de poner resistencia, pero fue inútil. Se convirtió en piedra lo sintió lentamente, mientras las esfinges le hacían daño.

Todos los habitantes del mundo llegaron a saber del suceso que aconteció cerca de ellos. Incluso sintieron pena por él, lamentando su falta de sentido y palabra ante una promesa de tal magnnitud.

El golpe final fue cuando, el poderoso Zeus, en todo su esplendor; lanzó uno de sus rayos contra la débil estatua del insensato. La misma que se rompió en pedazos y de la cual no quedó nada, ya que los restos fueron llevados por el viento.

Antes de que los las deidades se retiraran, advirtieron a los seres humanos que a partir de ahora, la fuente eterna de la vida se apagaría —y así lo hizo—, y del cielo caería un liquido que sería conocido como lluvia. La misma que alimentaría al mundo y a los seres que en él habitan. Será intermitente y su fuerza y su labor será imparable para la humanidad. Siendo incluso condena para algunos.

Después de esto, todo volvió a la normalidad poco a poco. Todo estaban aterrados por la palabras de los Dioses y pronto comprendieron que aquello no era falso, ni sus palabras en vano.

Gracias a mis lectores por sus visitas.

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